COLEGIO DE INGENIEROS DE CAMINOS 6 DE JUNIO
Unas muy
breves palabras que quiero iniciar con el agradecimiento al Colegio, en mi
nombre y en el de todos los galardonados, por la concesión de la medalla al
mérito profesional.
A
continuación quiero felicitar a todos los compañeros a los que se han concedido
distinciones en el día de hoy. Todas ellas muy justas y muy en consonancia con
sus realizaciones y merecimientos.
Por lo que a
mí mismo respecta, no me resisto a recordar unas palabras de mi primer jefe,
Florencio del Pozo Frutos, que con motivo de recibir una medalla, creo recordar
que de la Asociación Técnica Española del Pretensado, como viera que yo tenía
una expresión admirativa, me dijo algo así como “No te preocupes, ya te tocará,
es una cuestión de años” y así es en mi caso y bien a mi pesar, lo de los años.
Es costumbre
en este tipo de actos que quien interviene, haga alguna referencia al recorrido
profesional de aquellos en cuyo nombre
habla. En este caso 16 compañeros y una compañera todos con trayectorias
de grandísimo mérito. No voy a extenderme en esto, porque de la lectura de sus
historiales profesionales se deriva claramente cuáles son sus logros y
realizaciones a lo largo de los años, que son tantos, que su mera enunciación
haría muy extensa mi intervención.
No
continuaré, por tanto por ese camino, por
una mera cuestión de tiempo, que haría
falta mucho y aunque dicen los clásicos que es de mal tono hablar de nosotros
mismos, creo que en este momento puede resultar pertinente dedicar algún tiempo
a hablar de nosotros, es decir, de los ingenieros de caminos como profesión
Somos una
profesión antigua y respetable que ha ejercido sus tareas a lo largo de los
tiempos con brillantez y eficacia y a veces en campos alejados, en principio de
nuestra formación original: dirección de empresas, finanzas, ejercicio de altos
cargos en las Administraciones Publicas, entre otros.
Por no remontarnos
a tiempos demasiado lejanos, en el pasado más reciente, los ingenieros de caminos
españoles hemos despertado la admiración internacional por ser los responsables
técnicos del enorme desarrollo que en materia de infraestructuras ha tenido
España en los últimos años. Esto no es más que la constatación de una realidad,
y reconocerla nos debe satisfacer a todos.
Pero las
cosas últimamente han cambiado, no poco,
y no desde luego para bien. La
crisis general que vivimos, centrada sobre todo en aspectos económicos, que ha
incidido en la vida de todas las personas, ha afectado también a nuestra
profesión.
En mi
opinión, esta afección se ha producido en tres aspectos y en ninguno de ellos
sus consecuencias han sido positivas o favorables, al menos en una primera
instancia.
El primer
efecto de la crisis sobre nosotros, es que se considera al exceso y posterior
caída de actividad en el sector de la construcción, un factor clave para
explicar la intensidad especial con que la crisis ha azotado a España, en
materia de deuda y desempleo. Se hace
responsable a la burbuja inmobiliaria del alto nivel de paro y de la
extraordinaria deuda de las instituciones financieras y existe un consenso
considerable sobre que deben buscarse nuevas vías de crecimiento, distintas de
la construcción, para relanzar nuestra economía y crear empleo. Vías basadas en la inversión en
conocimiento y en I+D +i
En segundo
lugar y también con motivo de la crisis, se dice que hemos vivido por encima de
nuestras posibilidades, y se pone como ejemplo de ese desahogo presupuestario,
la inversión en infraestructuras ineficientes o poco sostenibles económicamente, señalándose
como ejemplos los aeropuertos sin
aviones, las autopistas sin coches o, lo que a mí más me duele personalmente, los
trenes sin viajeros.
En tercer
lugar, la reacción a la crisis por la vía
de la austeridad materializada en la lucha contra el déficit presupuestario, ha
originado una disminución drástica y repentina de la inversión en obra pública
por parte de todas las administraciones, lo que ha conducido a la existencia de
un alto nivel de desempleo en nuestra profesión concentrado, sobre todo, en los
nuevos ingenieros de caminos. Pensemos que casi la mitad de los titulados de las dos últimas
promociones está en paro. Así nuestros compañeros más jóvenes tienen que
afrontar una situación radicalmente diferente a la que conocieron cuando iniciaron sus estudios.
Ante todo
esto, me parece que sería oportuna alguna reflexión colectiva y aun no siendo este,
momento para profundizar en estas cuestiones, si cabe hacer algún apunte
tratando de situarse en un punto intermedio entre el inmovilismo optimista que
desconoce la realidad y el pesimismo paralizante, que al igual que su contrario,
impide toda acción por creer que nada puede mejorarse.
De las tres
cuestiones planteadas, me referiré más que nada a las dos últimas ya que la
referida a la burbuja inmobiliaria toca más de lleno a otras profesiones, pero
no obstante si me gustaría señalar, que
los ingenieros de caminos, tenemos mucho que aportar en la tarea de generar conocimientos e innovación en el
campo de la construcción que tengan reflejo en el conjunto de la economía
y que contribuyan a la generación de nuevos
modelos de crecimiento. No hay más que pensar, por ejemplo en todo lo que tiene
que ver con la sostenibilidad ambiental.
Por lo que
respecta a la segunda, los ingenieros de caminos somos una pieza clave en el
sistema español de producción de la obra pública y por tanto debemos trabajar
para volverla a colocar en el centro del aprecio de la sociedad.
Para ello
tenemos que reforzar nuestros
conocimientos e incrementar nuestro papel en la gestión de los instrumentos de
planificación y evaluación de las inversiones, haciendo uso de los conocimientos y de la racionalidad que son propias de nuestra profesión.
Debemos pues fortalecer nuestras técnicas para
robustecer nuestra posición en los procesos de decisión, siendo capaces de evitar, de ese modo,
equivocaciones que resultan muy costosas para el contribuyente y que además son
motivo de escándalo en tiempos de escasez económica.
Desde
nuestros conocimientos, y ejerciendo con firmeza nuestra profesionalidad
podemos logar que las inversiones en infraestructuras se basen en datos y
análisis técnicos racionales. De este modo se producirá un uso más eficiente de
los recursos públicos
Las
infraestructuras no son un fin en sí mismas, sino que están orientadas al
propósito económico y social que sirven. Nadie debe pensar que defendemos la
inversión en nuevas infraestructuras desde una óptica cerrada y concentrada en nuestro propio interés, sino que lo
hacemos pensando en la sociedad en su conjunto.
Debemos
defender las infraestructuras como lo que son: una pieza clave en el
crecimiento económico y en el bienestar ciudadano y ello es así, porque sirven
de soporte a la prestación de unas actividades y servicios que promueven el
crecimiento y el bienestar.
Respecto a
la tercera cuestión, tenemos que trabajar para que los ingenieros jóvenes
encuentren salidas profesionales dignas, aumentando el nivel de tecnificación
de nuestras actividades. Si como ocurre en este momento, y al igual que las
empresas, los ingenieros tienen que buscar trabajo fuera de España, que ello
sea una oportunidad para su desarrollo y
que puedan hacerlo en las mejores condiciones profesionales posibles.
Precisamente
por esto último, quiero reconocer la labor de todos los compañeros y compañeras
que con el apoyo del Colegio están trabajando para conseguir la equiparación de
nuestros estudios al título de master europeo. El esfuerzo que están haciendo
lo es en beneficio de todos y por eso deben tener nuestro máximo soporte y
agradecimiento.
Termino. Decía Juan Benet que su profesión,
ingeniero de Caminos, era una profesión digna y tenía sin duda alguna, razón. También y como he dicho al principio
es una profesión brillante.
Pero esa
dignidad y brillantez no se otorgan gratuitamente, requieren esfuerzo constante
y vigilancia continuada. Por la dignidad y la brillantez de nuestra profesión
hay que trabajar todos los días, evitando caer en las múltiples trampas que
encierra toda actividad relacionada con el interés público y con los dineros
públicos.
Estoy seguro
de que todos estamos de acuerdo en que cuando se defienden posturas apoyadas en
el conocimiento, en el trabajo y en
la digna práctica profesional las crisis terminan superándose y aparece de
nuevo el éxito.
Muchas
gracias